El aire es un medio elástico y
por ello la historia de la onda que
remonta la montaña no termina cuando
esta se acaba, por el contrario la
elevación perturbadora produce ondas
que se propagan valle abajo dando
lugar a las llamadas "ondas de
montaña" que generan numerosas zonas
de turbulencia y las temibles nubes
"rotor".
La velocidad del aire es fundamental pero
no exclusiva para la formación de
estas ondas, los recortes agresivos
de los picos y su compleja
distribución dentro del conjunto de
la estructura montañosa, con
innumerables laderas, valles y
encrucijadas, moldea el flujo del
aire, vertical y lateralmente,
produciendo numerosos
estrechamientos y sus
correspondientes "efectos
Venturi",generando
bruscos y considerables aumentos de
la velocidad, con rachas y
direcciones a veces muy diferentes a
las que, acuerdo con la Circulación
General Atmosférica, se pudieran
esperar.
Estos fenómenos, deberán
tenerse en cuenta por parte de los
pilotos de aparatos de hélice y
helicópteros y muy especialmente los
de navegación sin motor. Todos
ellos, deben volar lo más lejos
posible de las laderas, ya que los
efectos de la deformación del flujo
se ponen de manifiesto a alturas
considerables por encima de la
montaña, (a titulo de orientación se
suele dar 1/3 de la altura de ésta)
y calcular, teniendo en cuenta que
las fuertes ascendencias a
barlovento, se van a traducir
posteriormente en fuertes
descendencias, lo que pudiera ser
causa de trágicos accidentes por
imposibilidad de contrarrestar
descensos tan fuertes.