A diario se puede observar
y apreciar el estado del tiempo en
la superficie de la Tierra, pero no
siempre es posible percibir las
condiciones meteorológicas que
existen por encima del nivel del
suelo y cómo éstas influyen en el
estado actual del tiempo en la
superficie del planeta. Sin embargo,
con un poco de información, se puede
comenzar a ver que lo que sucede por
encima de nosotros determina, muchas
veces, lo que sucede a nivel de
superficie.
Se conoce como sistema de
presión
la “característica individual de la
circulación atmosférica en las
dimensiones de un sistema ciclónico,
comúnmente utilizada para denotar
alta o baja presión, y menos
frecuentemente, una vaguada o
dorsal”. Un ciclón, también conocido
como depresión o área de baja
presión, es una región de la
atmósfera en la cual las presiones
son menores que las de la región
circundante en el mismo nivel. Se
representa en un cuadro sinóptico
como un grupo de isobaras circulares
a un nivel de altitud determinado
que abarca un área de baja presión
relativa. Un anticiclón, también
llamado área de alta presión, es una
región de la atmósfera donde las
presiones son altas en relación con
las áreas circundantes, al mismo
nivel. Se representa en un cuadro
sinóptico como un conglomerado o
grupo de isobaras a un nivel de
altitud determinado, que abarca
valores de alta presión relativa.
Una isobara es una línea que une
puntos de igual presión en una
superficie dada.
Una vez definidos los
conceptos básicos,
es muy útil comprender la dinámica
interna de las áreas de alta y baja
presión, esto es, cómo se comportan
las parcelas de aire bajo estas
condiciones.
El aire rota en torno
a un área de
alta presión
en dirección anticiclónica (en el
sentido de las agujas del reloj en
el Hemisferio Norte) en tanto que
describe un movimiento espiralado
propagándose hacia fuera del centro
del área de alta presión. Esta forma
de circulación del aire se conoce
como divergencia. El flujo de viento
a nivel bajo en todos los sistemas
de baja presión es divergente. La
divergencia en un nivel de la
atmósfera se compensa generalmente
por un patrón de aire que fluye
hacia adentro en los niveles
superiores, llamado convergencia.
Cuando un área de alta
presión
mantiene su potencia, el aire debe
ser convergente en algún nivel
superior en la misma medida en que
es divergente a nivel del suelo.
Cuando hay convergencia en la
altura, el aire comienza un
movimiento descendente, típico de un
área de alta presión. Cuando la
convergencia excede la divergencia,
el área de alta presión se
intensifica o se “forma”, como se
dice comúnmente. Si la divergencia
excede la convergencia, la presión
de la superficie comienza a
disminuir y el sistema de alta
presión se debilita.
La fuerza del gradiente de
presión horizontal,
(gradiente de presión se define como
el índice de cambio de presión según
la distancia, en una dirección de
ángulos rectos con respecto a las
isobaras), dirige las parcelas de
aire hacia fuera de los centros de
alta presión y hacia el interior de
los centros de baja presión. Estos
movimientos tienden a “achatar” las
áreas de alta presión y a “llenar”
las de baja presión.
En sistemas de baja presión
sucede exactamente lo contrario. El
flujo del viento a nivel bajo es
convergente, de forma que el
movimiento vertical es ascendente.
Si la divergencia en el nivel
superior es igual a la convergencia
en el nivel inferior, la presión de
la superficie permanece constante.
Sin embargo, si la convergencia
excede la divergencia, la presión de
la superficie aumenta, y se dice que
el área de baja presión se está
“llenando”. Si la divergencia excede
la convergencia, la presión de la
superficie disminuye y el centro de
baja presión se fortalece, es decir,
se profundiza.
El elemento clave
en la observación de los movimientos
de los sistemas de presión es
justamente percibir los cambios de
presión. Para que un área de alta
presión se desplace, la presión debe
aumentar y disminuir en diferentes
lugares; debe subir en aquellos
sitios hacia donde el sistema de
alta se dirige y debe bajar en las
regiones donde se ubicaba
anteriormente. Este mismo criterio
se aplica a las áreas de baja
presión pero en sentido opuesto. La
presión debe bajar en la dirección
en que se mueve el sistema y subir
en las áreas donde estaba antes.
Las diferencias de presión
es uno de los elementos que hacen
que el aire se mueva tanto en forma
horizontal como vertical.
Cuando el aire circula
desde todas direcciones hacia el
interior del sistema de baja
presión, el aire en el centro de la
circulación es forzado a ascender.
Cuando el aire sube, normalmente es
seguido de nubosidad y
precipitación. El aire que circula
hacia el exterior del sistema de
alta presión tiene el efecto opuesto
ya que permite que el aire
descienda. Este movimiento
descendente hace que se disipe la
nubosidad y favorece el buen tiempo.
Los vientos en los niveles
superiores, ayudan a mover las áreas
de alta y baja presión en la
superficie del planeta.
En resumen,
en la cercanía de un centro de alta
presión, los vientos circulan en el
sentido de las agujas del reloj (en
el Hemisferio Norte) y levemente
hacia afuera. Esto resulta, por lo
general, en cielo despejado. Por el
contrario, alrededor de los centros
de baja presión en el Hemisferio
Norte, los vientos circulan en
sentido antihorario y convergen
levemente hacia adentro. En las
regiones de baja presión, se
encuentra comúnmente nubosidad y
precipitación, que se ubican a lo
largo de los límites entre las masas
de aire. Usualmente, cuando
convergen dos masas de aire de
densidades muy diferentes, el área
de baja presión resultante en el
medio se convierte en una fuerte
tormenta.